Hace unos pocos días ya os hablé de la prueba definitiva para consagrarse como Biker, completar las 7 bajadas de Tella y a ser posible no partirse la crisma en el intento. Hasta esta mañana tenía pendiente una bajada y media por realizar, pero tras completar con éxito el descenso por el camino del Rio Muerto ya estoy un paso mas cerca de culminar el reto.
La mañana era muy fría pese a haber quedado a una hora prudencial, las 11 horas; hemos sido 3 bikers de nivel medio, José Luis, Rafael y el que escribe los que nos hemos animado a realizar esta ruta; tras dejar los coches en el desvío hacia Tella de la carretera Ainsa - Bielsa hemos iniciado el ascenso al principio con un ritmo algo cansino pero después del Dolmen de Tella hemos ido acelerando hasta completar la ascensión en un tiempo respetable, 1 hora y 5 minutos.
Pese a las advertencias de Ángel sobre la dificultad del camino del Rio Muerto hemos iniciado el descenso con ilusión, el primer kilometro coincide con la Tella Express y es muy pedregoso pero perfectamente factible si se controla el terreno; en frio José Luis ha pasado algunas dificultades y he empezado a pensar que iba a bajar más rato andando que montado. Tras coger el desvío del camino del Rio Muerto hemos comprobado que, contra todo pronóstico, la bajada era bastante factible, con gran desnivel en algunos puntos pero no excesivamente complica, pedregosa pero no demasiado, aunque hay que admitir que las piedras tenían el tamaño y la forma más conveniente para pegarse una castaña, redondeadas y de algo menos de un palmo.
Hemos sobrellevado, no sin dificultad, el descenso hasta la mitad del camino, aproximadamente a 1.000 metros de altitud, al mismo nivel que Cortalaviña que se distinguía al fondo, en una especie de borda abandonada hemos hecho algunas fotos. El único incidente hasta aqui ha sido un momento de duda para Rafa que ha logrado resolver habilmente, saltando de la bici y dejando a esta a su suerte, los mas puritas quiza lamentaran actitudes como esta donde nuestra inseparable compañera de descensos se lleva la peor parte, pero desde luego la salud de Rafael no. La sorpresa de esta primera parte del descenso ha sido José Luis, comandando el grupo en ocasiones y sin amedrentarse, sorprendiendo a propios y extraños con su peculiar estilo tripode (y no hablo de nuestro amigo del Baloncesto...) sacando un pie por fuera en cuanto el terreno se tornaba agreste.
A partir de aqui las dificultades se han incrementado de forma exponencial, el sendero estaba más sucio, menos definido, con mas piedras y con uno de los lados abierto, ya que descendíamos por la ladera de la montaña, la peligrosidad desde luego ha ido en aumento. Ciclando a duras penas, con pasos a pie y haciendo fotos bastante espectaculares, hemos alcanzado una zona de pendiente aproximada del 60 %, que desde luego nos superaba absolutamente, la hemos recorrido andando, aproximadamente 2 o 3 minutos.
Se venía venir que el camino tenía todos los ingredientes para sufrir algún incidente más, estaba en el límite de lo ciclable y con algunos escalones y piedras peligrosas, el abono perfecto para pegártela. Muy cerca del final, con la carretera a menos de 500 metros, José Luis y yo hemos sacado algunos metros de distancia a Rafa y hemos decidido parar a hacerle algunas fotos en su descenso; lo empinado y pedregoso del terreno han sido el caldo de cultivo para la ostia del día, Rafael ha cometido un error y se ha ido hacia el lado malo; ha sido el momento donde José Luis ha demostrado lo que es el amor fraternal, conservando absolutamente la sangre fría y con una pequeña sonrisa en los labios ha tratado de conmemorar el momento con una foto, yo he ido a ver el estado de Rafa que, pese a un golpe en la rodilla, parecía estar bien. La imagen era muy sugerente, Rafa en el suelo maltrecho y unos buitres (de los que tienen alas, no mis colegas de fiesta) volando en círculos; por supuesto tras interesarme por el estado de Rafa he tratado de averiguar si José Luis había inmortalizado el momento exacto de la caída, al parecer no lo ha logrado.
Sin más contratiempos hemos recorrido la ultima parte de este agreste y difícil sendero, desde luego no es un camino para repetirlo, un tramo andando, pasos a pie, sucio y ademas se pierde altura muy rápidamente, concretamente 660 metros en poco más de 4 kilómetros; sin temor a equivocarme puedo decir que es el peor de los 7 descensos de Tella, pero aun así debe bajarse al menos una vez.
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